Gran fiesta tiene el infierno con todas sus calaveras.
Tanto el viejo como el tierno van a dar a las calderas.

30 abril 2011

Pasarela de fuego

Hace muchos años que trato de hallar un ápice de diferencia y de tanto buscar no encontré más que un fragmento de lo mismo para mí, en mi sendero. De forma coincidente a los demás acabé obrando, un adolescente más cuyo intelecto se limita a las mismas idioteces que los de su calaña. Jugando con fuego como si no pudiera quemar, pensando en el hoy sin mirar el mañana, viviendo con una despreocupación que roza los límites de la demencia. Y así continúa la locura cada vez más acelerada y más temprana, sin tregua a la razón, a un minuto de reflexión antes de lanzarse sin mirar a devorar los frutos del árbol de la vida.

Y aquí estoy, rompiéndome la cabeza para hallar una solución a este problema que me inquieta. Esta preocupación entró en mi mente recientemente, cuando encontré la posibilidad observar las costumbres de otras parejas en estado puro, durante mi retirada al extrarradio de la civilización, siendo esta como ir a pasar unos días a una gran ciudad para buscar diversión y no salir de casa. Allí me encontré con lo que parecía una especie de tribu neandertal, todo el santo día copulando. Con sol y sin él. Me dio que pensar. Ya no era el tanto, era el porqué. Bueno, la razón a simple vista parece obvia. Placer. Pero esto llega hasta unos extremos insospechados. Aunque que una pareja mantenga relaciones sexuales esté a la orden del día, el hecho de que algunas no esperen prácticamente nada para hacerlo o, incluso, lo hagan antes de salir (para probar como funciona el otro) me parece desorbitado. También me preocupa que no se tenga en cuenta las posibles consecuencias de dicho acto. ¿Cómo puede ser esto? ¿Quizás me haya quedado anticuado?

De todas formas, personalmente creo que esto sale de un afán por el “yo ya soy mayor”, “si ellos lo hacen, yo también” y ese tipo de idioteces o que, simplemente, en la libertad nos gusta jugar con los límites. Corremos por el acantilado con la misma seguridad que andamos por la pradera. También es posible que surjan de la televisión y de esas mierdas de series donde se tienen niños, se aborta, se esteriliza, se maltrata y demás. Al tratar de comprimir todos esos traumas de la sociedad en un guión para adolescentes les acaba pareciendo normal e imitable lo que ven.

¿Donde demonios está la frontera entre lo vivo y lo que está por vivir? ¿Cuándo deja de ser “defensa propia” y se convierte en “homicidio”? Hay muchas opiniones ¿y qué? Casi nada de eso se tiene en cuenta al hacer las cosas. ¿Estamos jugando a la vida? ¿Ahora te creo, ahora te destruyo? ¿Ahora vives, ahora mueres? No tienes derecho a vivir, no estamos preparados. ¿Qué clase de idiotez es esa? ¿Acaso jugamos a ser Dios? Y aquí llega una pregunta bastante interesante, ¿la iglesia, prohibiendo el aborto y el adulterio no estarían tratando de evitar exactamente esto, un uso abusivo de la libertad personal?

Pero por otro lado nos encontramos que si alguien no busca un niño, el método es la abstención. Pero hay formas de no-abstención que dan una cierta seguridad aunque siempre implique un riesgo que haya que correr para disfrutar de ese paraiso terrenal. También es posible que estas ansias tan propias de la edad sean una necesidad superior (no se si biológica o espiritual) de unirse a la otra persona para sentirse completos y realmente haga falta, en mayor o menor medida, arriesgarse para tener nuestros instintos calmados. Sería una de las razones por las que el amancebamiento es una práctica tan común entre los adolescentes.

Espero no tener que reflexionar por necesidad sobre esto nunca, pero ahí sigue la duda. ¿Quién obra bien y quien obra mal? ¿No es viable lo que hacemos? De todas formas ¿Quién soy yo para juzgar si lo que hacen los demás está bien o no? Mi pequeña conclusión es simple, hay que decidir la importancia que le das a las cosas y, sobretodo, acordarlo con la pareja para que luego no ocurra un evento fatal. Al fin y al cabo, si somos tan mayores para hacer estas cosas también lo somos para sopesar las consecuencias y llegar a la decisión que creamos más acertada. No es algo que se pueda tomar a la ligera, estamos hablando de la vida.

1 comentario:

  1. Entiendo lo que dices, muchas veces me he hecho laa mismas preguntas que tú. No entiendo porque actualmente es tan necesario el sexo y no entiendo por qué la gente critica a los que no quieren hacerlo hasta llevar bastante tiempo y conocer bien a la persona, no lo entiendo y creo que nunca lo entenderé. Yo creo que es algo que uno mismo debe decidir y compartir con su pareja, algo íntimo. Ademas, a dicferencia que la mayoria de jóvenes de este planeta yo no lo veo como algo extremadamente imprescindible, sinceramente creo que echaria mas de menos una tarde de risas en el parque que una tarde de sexo, pero bueno, se ve que somos bichos raros.
    En cuanto a lo de la Iglesia, no creo que sea por eso, simplemente lo consideran pecado, pero bueno no sé, sinceramente hay muchas cosas de la Iglesia que no entiendo.
    Creo que esto ademas de muchas cosas provoca que cuando empiezas a salir con alguien dudes el porque está contigo. Nosé son rayadas mias.
    Y en cuanto a lo del aborto, yo estoy de acuerdo por si ocurre algún accidente pero para nada estoy de acuerdo con que el poder abortar sea una excusa para no tomar precauciones.

    Yo misma

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