La copa derramada

No me es posible continuar con la redacción de ninguna parte más de La última copa de llanto. Ya avisé que no era una simple historia, era un lugar en el que iba a volcar mi “copa de llanto”, pero esta metáfora está lejos de ser real, me he dado cuenta de que me quedan océanos de llanto que derramar.

Una historia de la que jamás conoceréis el final, y es una pena, pero lo siento. Quizás pueda explicar el porqué. Bien, como la anterior, esta parte estaría basada en personas reales y en sentimientos reales, puestos al extremo del juicio final. Pero esos sentimientos por esa persona han cambiado a la fuerza, como factor de supervivencia, para no darme por vencido y tirarme por la ventana. Es un camino difícil y cruel, pero no tengo alternativa, no a estas alturas.

Recuerdo que después de escribir la primera parte de la historia me impresioné por la gigantesca respuesta que obtuve, de gente que, realmente, ni me lo esperaba. Tengo que confesar que la única cosa que me motiva para escribir esta clase de chorradas es la gente que está siempre animándome y felicitándome. Aunque no entienda el porqué, nunca amarga un dulce, y si a la gente le gusta, no tengo problema en continuar la producción, aunque esto sea un poco ego centrista por mi parte.

Intentaré inventarme y escribir más historias aunque no puedo decir que sea comparable a la copa. Es difícil superar una historia escrita con el corazón con una escrita con el cerebro, pero se hará lo que se pueda.

Adiós a todos/as, gracias por la atención.