Siempre hay momentos buenos y momentos malos. Es en los malos cuando más piensas en el pasado, en todo aquello que fue genial en tu vida y te llenó de alegría, pero que se acabó yendo. Echando la vista atrás te puedes encontrar con el recuerdo de aquellas tardes con ese mejor amigo, jurando que jamás te separarías de él, aquel día en la playa que te lo pasaste mejor que en mucho tiempo y respirabas hondo mientras sonreías tumbado en la arena o aquella pareja de que te sentías orgulloso y afortunado que entre abrazos y caricias te transmitía un sentimiento increíble de amor y cariño. Tu amigo te abandonó la relación por una riña tonta, tu grupo de gente no ha vuelto a llamarte para ir a la playa y tu pareja ni siquiera existió. Cosas que pasan, cosas del pasado.
Pero las cosas no son siempre o blancas o negras. Hay veces que las cosas siguen pasando, pero no son iguales. Es el: “no es lo mismo”. Es como la primera vez que te subes a una montaña rusa, la primera vez es genial, es una impresión increíble y quieres volver a repetir. Vuelves a montar, te vuelve a gustar, pero ya no sientes lo mismo. Todo es lo mismo, la atracción no ha cambiado ¿qué ha pasado? Tu cabeza se ha acostumbrado. Ya no hay nada que puedas hacer, por más que hagas, por más que puedas pagar, no será lo mismo. En este caso aun te puedes echar las culpas a ti, por querer más y más, pero ¿y si las cosas sí que han cambiado? Esto pasa por ejemplo, cuando te enfadas con alguien y luego te reconcilias. Por más que perdones, por más que olvides, ni tú ni esa persona os veréis igual que antes. Digamos que la relación ha “perdido la virginidad”.
Ya se que la vida está llena de oportunidades, ya se que seguro que encontraré algo que supere lo anterior o algo que no degenere con el paso del tiempo, pero cada oportunidad y cada persona es única, así que el objetivo a cumplir es aprovecharlo todo al máximo y disfrutar de cada detalle de la vida, pero es tan difícil hacer esto cuando uno se ha acostumbrado a la comodidad y a la diversión…
Saludos del caballero Aggalem.
Ay, Agalem, agalem, ó Melaga que es lo mismo pero visto en un espejo.
ResponderEliminarEn principio, aunque quisieras que el reloj y el calendario fueran a cien por hora, tú no lo puedes cambiar. Así que de nada te vale poner la fecha de 7/09/2009 al pie de tu último comentario titulado el "El pasado encadenado", pues en todo caso sería poner una fecha atrasada para que fuera consecuente con tú perorata.
Te diré una cosa, cuando uno perdona o es perdonado, la relación es más íntima, pues estamos comprendiendo la razón del equívoco, estamos disculpando tan sólo un error de los millones que cometeremos en toda nuestra vida y que, con toda seguridad, nos los perdonarán, pues aquella persona que no lo hiciere, guardaría en su corazón el rencor y el rechazo y ese mismo hecho le mataría.
Es sano y saludable perdonar, no lo dudes nunca.
Luiis! :) con esto me has echo recordar el dia que nos conocimos jeje dos niños enanos , que mira por donde ya estamos 11 años en la misma clase. La verdad es que tu y yo nunca hemos hablado mucho pero que ahora te e empezado a conocer más y se porque actuas como actuas.. Luis que tu eres una persona muy curiosa y vales muchisimo más de lo que la gente piensa y tu mismo crees. Un beso
ResponderEliminarCHATITO. Cada vez escribes mejor, deberías plantearte escribir un libro.
ResponderEliminarAunque tienes razón en que la primera vez de algo no es comparable a otras si que es verdad que a culaquier experiencia repetida se le pueden llegar a ver matices nuevos y sorprendentes que te pueden llegar a llenar tanto como el gusanillo de la incertidumbre de la primera vez. De todas formas, las mismas cosas con personas diferentes pueden convertirse en experiencias únicas y satisfactorias.
Que dura es la adolescencia!!!!!